viernes, 10 de febrero de 2023

Esperando a que volvieras.

Siempre he estado esparando, una señal, un ruido.


Lo que fuese.


Pero me dejó sorda, ciega y tonta. Esperé tantas veces que algo cambiase, que los fuegos artificiales sonarán, que las campanada de boda, lejanas, sonasen, mientras tu y yo nos besábamos, sellando nuestro propio acuerdo. Nuestro propio amor. Nuestras propias reglas.


Esperé tantas veces que volvieses a buscarme, que te opusieras, que no me dejases marchar... pero me soltaste, una vez más.


Te escondiste de mí, de nuevo, no peleaste para nada. Te rendiste ante el primer obstáculo.


¿Y porque habría sido distinto esta vez?


¿A caso soy tan ilusa? Pues sí.


Me quedé creyendo en ti. Me quedé esperando que volvieses como una tonta, ¿y quién me devuelve el tiempo que pasé esperando? ¿No vas a venir a rescatarme y a sacarme del infierno que construímos juntos?


Los príncipes no existen.


Y aunque lo sabía desde que tengo uso de razón... Creí que aunque no fueras un príncipe, serías un héroe.

domingo, 23 de mayo de 2021

Simetría

 


 

Sabía que le gustaba lo perfecto, las dos partes iguales, y en ese preciso momento.

La perdición simétrica que se me venía, y las dudas acumuladas tocando techo, mientras pienso en el error que conlleva lo supuestamente perfecto.

Me arrepiento de no arrepentirme, de que las mitades correspondan iguales, que cuando sus ojos miran me siento perdida, que me haga volar cuando se suponía que debería estar tocando suelo, no cielos.

Las puertas del Paraíso pueden abrirse, pero como Adán y Eva, la manzana prohibida termina sucediendo con la tentación, y si bien es cierto que cuanto antes caes antes te levantas, me pregunto si de una forma idéntica terminaremos por arrepentirnos de morder una manzana.

Al final, después de todo, la simetría que dices buscar terminará en líneas inconclusas y confusas, que nada de idéntico tendrán, solo líneas, que ni se tocan ni se repiten, hasta que las puertas se abran de nuevo para cerrarse delante de tus ojos.

Dejarse llevar por lo que parece perfectamente amoldado a ti, cuando sabes que en el fondo es una pérdida de tiempo, poniendo barreras que necesitas, antes de que salga todo mal.

Antes de que lo pierdas.

Paraíso, cielo y luego tierra.

La simetría engaña.

No es perfecta.

 

 

 

domingo, 15 de diciembre de 2019

¿Este es el momento en el que esperamos que algo cambie?






Despiertas en la desesperación de la noche, donde las cumbres se esconden en nubarrones.

Tus ojos se abren, el cuarto está oscuro. Tienes tantas cosas que decir, tantos sentimientos que expresar, sin embargo lo sabes, nadie más que tú lo vas a escuchar.

Cualquiera puede decirte que es fácil, cualquiera puede dar un consejo y tratar de entenderte, ¿pero qué van a saber ellos del dolor que sientes? ¿Qué crees que se creen para atreverse si quiera a decir “solo es un problema pequeño hay cosas más graves”?

Sabes eso.

Sabes que solo es un problema, pero podría esfumarse o acabar contigo. Puede destruirte, incluso puede hacerte más fuerte. Solo es un problema, quizás lo solucionarás o quizás aprenderás a vivir con ello. Y lo sabes, tan claramente como la luz de la luna.

Lo sabes.

Sabes que podrías huir de él y enterrarlo en lo más hondo de tus recuerdos, donde no salga. Incluso te imaginas que puedes pasarlo, que podrías acabar muriendo por la tristeza, lo sabes tan bien que ya no sabes que hacer. Y solo esperas.

Esperas a que todo cambie.

De una manera u otra, esperas que todo mejoré, que se resolverá o se extinguirá. Solo quieres que se termine.

Pero estás débil.

Que horrorosa pero hermosa palabra. Tan débil que no ves  la luz que resplandece tras la oscuridad, en aquella noche que podría ser la noche que todo lo cambiará.

Y esperas. Esperas a que algo suceda, mientras cristalinas lágrimas se desbocan, mientras todo el dolor quema por dentro, sin embargo parece imposible.

Y te das cuenta que esperar, la mayor parte de las veces, es de hipócritas. Que si quieres que las cosas cambien solo tienes que actuar.

Hacer algo.

Pero… ¿cuándo es el momento indicado? ¿Cuándo podemos lograrlo?
No lo sabes, pero esperas que esté sea tu momento.

viernes, 8 de febrero de 2019

Por fin,

En una fracción de segundo...
Explotando en cada partícula de mi ser, propagándose en impulsos nerviosos por todo mi sistema. Temblando por mi reticente parcela, explota.

                                           E X P L O T A.

Campos verdes, un desolado lugar de mi mente, estremeciendo desde la espalda, mojándose la tierra que sujeta sin presión. En medio del mundo, desanuda poco a poco mi interior, encharcándose mis prados.
              Apagando el caos.

          Solo dura un segundo;
Un misero segundo de existencia en el que el cielo se abrió, donde mi mente quebró y se extinguió, como el fuego de mi rabia, como el dolor de mi humor.

          

                     U N    S E G U N D O    M U E R TO;
Que probablemente se ha perdido en el tiempo, que nadie conoció por lo que fue, electrizante y extasiante, donde en mucho tiempo, por fin, me he sentido yo.

Vermella e podre

Vermello;
Que cor tan viva.
Vermella.
   así loce a mazá,
podre por dentro.

             Con cores vivas,
seduce a vista;
   Faise notar,
         Non sabería decirche se pra ben ou pra mal.

                                                             Rota por dentro,
                                       fermosamente feliz por fora.
                   A mazá na súa árbore,
               da pola rompe.

Pobre a mazá,
  que sin auxiliarse, cae no chán.
      Pobre a mazá,
           que recollida polas súas máns,
               foi tirada unha vez máis.

                                          Ninguén llo dixo a mazá.
                                                Ninguén a avisou,
                                                       

E nun intre, pensou:
                                                            "Nacín podre e
                                               así morrerei,
                                 tan podre por dentro e tan fermosa por
                                                                                                  fora,
                           como está árbore que me criou,
                                               Como este mundo que me tirou".

sábado, 29 de septiembre de 2018

Quien soy yo.





Esto soy yo.

Caos inconstante que me consume en las sombras, humo negro nocivo, soy yo, con todas mis letras, solo yo, la que se queda en el miedo de que podría ser. Soy simple, tan simple que ni siquiera eres consciente. 
Complicas mis palabras, el juego de cartas que no puedes ganar, soy como soy y ya no sé que soy.

Soy madrugadas en vela, soy el fuego que quema entero, soy noche y soy oscura, soy tristeza cuando todos son felicidad. Soy un caos, en un orden desesperante. Soy nada en este enorme momento. No sé como podrías entenderlo... Soy parte de aquella infernal brisa invernal, soy el frío del calor del mundo, soy un cero en el mundo del diez, soy la histérica en el mundo de cuerdos, una extraña en una reunión de antiguos alumnos.

Soy yo. Solo yo. Definiendo el tacto de mis pies con el suelo, soy mente intrépida en su cobarde burbuja, soy la otra cara de las monedas que no encuentras. Casi lo soy, casi soy real, casi podrías tocar.

Soy imaginación en la realidad, soy aislada por mis piernas que se alejan, soy yo, que ni en el firmamento ni debajo de este infierno, sabría decirte que soy.

Soy inestable en la línea de estabilidad, soy un drama en un mundo serio y formal. Soy gritos en el pais del susurro, soy la marginada que se cree más de lo que cree que es. Soy gacela en la selva, soy hormiga ante sus almas infinitas.

Y ojalá pudiera decirte lo que soy. Ojalá entendieses mi alma, que con parches e hilos cosí, ojalá pudieras ver esto como un más allá.

Ojalá.

Fuese y solo fuese ser.

Humo.





El humo sale, lento asciende, hacia el techo se amontona, baila a lo largo de la superficie entre el fuego de las velas en la oscuridad, consume mi cigarro, la adictiva forma en la que tus labios lo envuelven, como miras hacia afuera, el humo se escapa y vuela.
 

Las cenizas caen, y mis ojos en ti recaen, la música deja sus notas, y das una inspiración, lo tragas y lo escupes de nuevo, me lo pasas sin retirar tus ojos del espacio. Ahí, fuera, las estrellas brillan tan fuerte, te hacen brillar más de lo que lo haces para mí, más de lo que piensas que resaltarás, las cenizas caen, yo trago, humo sale.



El incienso arde, prende olores indetectables, la estancia oscura nos consume, las velas bailan con mis dudas, me recolocó, tus ojos me buscan, sonríes, te alejas hacia el espacio, tu olor me llena de nuevo, ventanales de opciones, lo arrastran hacia mí, y el incienso arde, su olor no siento, tu olor se ha impregnado en mi cuerpo, y el humo baila.



La oscuridad invade, nos rozamos los dedos, tú la fumas, tu tacto es suave, terciopelo de seda, de yute o algodón, tan suave que mi piel la necesita más, ya no duele el contacto, parece que ha dejado de doler, tu lo expulsas, tu lo fumas. Y, la oscuridad nos atrapa, las velas no la espantan, y el humo observa.



Las velas iluminan, esa estancia es relajante, las cosas van lento, parece que se detiene el tiempo, ya no hay desesperanza, tú lo enganchas, los dedos de tus manos lo trazan, un lazo que lo agarra, y va lento, con seguridad y calma, se enlaza. Y las velas dejan cera, iluminando el momento, y las velas arden, y el humo nos ciega.




Mi corazón acelera, te sientas cerca, estás cerca, tu presencia me alerta y tus manos me tientan, en mi cintura se asientan, y el humo se escapa hasta mis labios, por tus labios inturbables, no parará. Mi corazón no se detiene, y me lo fumo, fumo y el humo se expande.



Tus besos me pierden, en mi frente arden, escalofríos que me entumecen, me estremecen, mis labios se tuercen, una sonrisa huye de mi mente, no importa que huya, mis mejillas no me ayudan, y tus brazos acercandome a tu cariño, caladas que pesan, y nos lo fumamos, el humo no cesará.



La música sigue, tranquila y suave, baja y de ambiente, me cuesta escuchar su letra, los compases que tocan, parecen incomprensibles, pero me gusta, me gusta esa melodía, y me lo pasas y te lo paso, y sigues fumando, el humo es blanco.




La noche transcurre, parece que se desliza, entre las horas o lo que parecen segundos en este tiempo, me miras, esta vez no parece importarte nada más, castaños robles crecen fuertes en tus orbes, me miras a mí, y yo te miro, y me lo fumo. Y la noche sigue transitando por el momento, y el humo la nubla.




Tú te acurrucas, calmadamente me llevas a un lugar nuevo, sin prisas y sin movimientos, es diferente, es intrigante, asusta un poco, pero la calma es mi nueva serenidad, una virtud que me aturde, algo que solo tu podrías enseñarme, y tú me hablas, yo te escucho, el humo es apremiante.



Tu voz resuena en mis tímpanos, no se extingue, cada vez me cuesta más concentrarme en lo que tengo que concentrarme. Es suave, me hace perder los miedos más irracionales que me creo, es la quinta sinfonía del cielo, la banda sonora de mis despertares. Y tu voz me extasia, con el humo me contagia.



El cigarro se acaba, tu pelo me atrapa, mis dedos enredados, acaricio la gloria con los dedos, tu comodidad en sonidos me dice que lo entiendes, y mis yemas tocan el cielo por primera vez en su vida, entre caricia y caricia se consume. El cigarro se extingue contra el cenicero, el humo sin embargo, continua.



Tus piernas me envuelven, de sopetón, cambias a mi canción, conquistas mis oídos con una declaración, el rumbo de mis pensamientos se para, solo puedo observarte y escucharla sonar, mis piernas encerradas en las tuyas, tu respiración contra mi cabello. Y tus piernas me rodean, y el humo se esparce.



Se acaba el tiempo, bostezas contra mí, caliente y ardiente la zona permanece con un grito silencioso de cansancio, tus ojos lucen pesados, y tus pestañas más largas que las velas al comenzar a brillar su fuego. El tiempo toca a su fin, tus bostezos lo contagian, y el humo parece que se agota.



Tu respiración es tranquila, no suena, juraría que no escuchaba nada. Cálida y confortante, como una hoguera en invierno, como un baño caliente después de trabajar, como una cama al descansar… tu respiración es verde paz, y el humo indeleble permanece lejos.



Tu cuello se encoje, dejando besos en mi cara, tu cuello me llama a gritos, desearía mis marcas dejar en él, que se demuestre que yo te he besado y mordisqueado y que esto es real. Y tu cuello me deja acceso, a mis besos y juegos, tu cuello me acepta, con un montón de humo en medio.



Nos abandonamos al tiempo, estrellas que nos enseñan que aun es temprano, que no tenemos que irnos, miro hacia él, ¿el último antes de irnos a dormir? Y el humo sigue, con cada calada que iniciamos y soltamos. El humo nos acompaña.




No es suficiente verte, mis ojos te observan, parece que es verdad, a mi lado ahora mismo estás, es temprano, aun no ha salido el sol. Aprendí a aprovecharte cuando te veo, y mis labios se estampan en tus mejillas, tu sonrisa veo. Y no es suficiente, por observarte y besarte, no tengo bastante. Y el humo aumenta.


Los cojines estorban, lejos de nosotros los dejamos, para ocuparnos enteramente, el tacto sobra, aquí nos quedamos, el tabaco se consume, entre las paredes del salón que nos  acoje. Y el humo asciende.



El cigarro agota, tus ojos me suplican, abandonamos el lugar, a aquella cama nos dejamos llevar, te acuestas y me abrazas, las mantas cubren mis ganas de suplicar unos minutos más. Y el cigarro muere en el salón, con el humo desaparece.




Aquí no hay humo, solo realidad y una cama que compartir, tus sueños comienzan, mis ojos no se cierran, mis ojos lo observan, el techo vacío, no hay humo, solo quería un segundo más, hasta que el humo vuelva.